domingo, 11 de abril de 2010

10-LA LLEGADA DE LA LUZ




La verificación del legado maya le da credibilidad a su información sobre estos tiempos

Los mayas demostraron tener credenciales más que suficientes para dar total credibilidad a su información sobre nuestros tiempos. Verificamos la exactitud de su legado científico, sus extraordinarias matemáticas, su impecable astronomía y examinamos los instrumentos increíblemente precisos –a pesar de su asombrosa sencillez– con los cuales registraron sistemáticamente los movimientos concatenados de la Tierra, el Sol, la Luna, los planetas y las constelaciones. Evidencia científica –encontrada en los hielos de la Antártida– nos permitió verificar su información sobre la existencia de un Gran Ciclo Cósmico y su relación con pulsos periódicos de energía del Centro de la Galaxia; los cuales han inducido incrementos en la irradiación solar que han ocasionado destrucciones sucesivas del orden desarrollado sobre la Tierra. Verificamos también la relación que ellos encontraron del Gran Ciclo con las constelaciones –a través de la Precesión de los Equinoccios– cuyas distintas influencias energéticas provocan los cambios de Era y estados de ser, puntos de vista, atributos y características predominantes en el hombre.

Entendimos como, gracias a las comprensiones obtenidas, diseñaron una serie de calendarios y un zodíaco con los cuales ajustaron su vida al Universo. Verificaron que la realidad tiene un orden inherente, que existe un Plan Supremo el cual genera –en sincronía con el Universo entero– una secuencia de eventos y de movimientos cíclicos de los astros para inducir cambios de estado en nuestro interior. Su propósito es potenciar la evolución de nuestra consciencia y garantizar nuestra iluminación. De las certezas que encontraron sobre la unidad y la conexión entre todo lo que existe, y las sincronicidades entre todo lo que sucede, surgió su filosofía. Su comprensión de que aún lo inaceptable es perfecto, puesto que potencia el perfeccionamiento del ser humano, porque también es necesario experimentar la desarmonía para comprender la importancia de evitar las conductas y creencias que la generan.
Ahora sabemos que todo ese conocimiento fue el fundamento de sus profecías de crisis y cambio para nuestros tiempos y de su advertencia sobre la llegada del corto período de intensa transformación que llamaron “El Tiempo del No-–Tiempo”. Período éste que podríamos identificar y precisar de varias maneras: porque tiene lugar al finalizar su Cuenta Larga; porque coincide con un tránsito de Venus frente al Sol y con un incremento súbito en su irradiación; porque simultáneamente ocurren Eventos de Destino planetario ocasionados por la naturaleza y porque muchas circunstancias confluyen para generar un cambio rápido y profundo del orden existente. Ese cambio es el resultado de una gran transformación que está ocurriendo en la consciencia de millones de seres humanos; transformación interior en cada uno de nosotros que tiene la potencia para manifestar la Nueva Era de luz que ellos anunciaron. Y, como veremos, el Universo entero está colaborando para que esto suceda.

La información está generando profundos cambios en nuestra consciencia

Tal y como ocurrió con la aparición de la imprenta –que inició una divulgación sin precedentes del conocimiento e impulsó el paso del geocentrismo (la Tierra como centro del Universo) al heliocentrismo (el Sol como centro del Universo) y generó el fin de la oscuridad de la Edad Media y la llegada del renacimiento– la internet está gestando la consolidación del banco de la memoria colectiva de la humanidad, permitiéndonos el acceso sin restricciones, libre e instantáneo, a millones de publicaciones con las investigaciones de millones de personas en todos los campos del conocimiento. Información que amplía nuestra consciencia, está pasando del dominio individual al dominio público, catalizando la transformación de millones de personas.

La información encontrada por la comunidad científica sobre el mundo subatómico, también está generando una profunda revaluación sobre cómo funciona la realidad: De una visión determinista –sin libre albedrío– en la que siempre se podían saber exactamente los efectos de toda causa, pasamos a una visión cuántica –que posibilita el libre albedrío– en la cual sólo se pueden establecer las probabilidades de lo que puede suceder; y siempre cabe la posibilidad de una sorpresa. Además, la física estaba basada en la premisa de que los fenómenos de la naturaleza y la manera cómo funciona la realidad no tenían ninguna relación o correspondencia con lo que pensaran los hombres. Eran piezas separadas e independientes; lo verdadero era objetivo, medible y sólido; lo demás era subjetivo, creencias sin importancia. Sin embargo, para sorpresa de todos, se comprobó sin lugar a dudas que la consciencia afecta la realidad y lo que sucede. Distintas maneras de pensar generan diferentes resultados, diferentes comportamientos del mundo físico. Increíblemente, la física se está viendo obligada a acercarse nuevamente a la filosofía, de la cual se separó hace cientos de años. Esto nos ha permitido confirmar que creamos nuestra propia realidad dependiendo del nivel de información y de las creencias que tengamos instaladas en la mente. Atraemos por sincronicidad a las personas y los eventos que necesitamos para aprender, y todo esto sucede para que comprendamos lo que realmente significa el Amor. Sucede para que comprendamos que, al actuar basados en sus características esenciales (la neutralidad, el respeto, la tolerancia y la flexibilidad), encontraremos la felicidad. De pensar que éramos ¨máquinas¨ perfectas, totalmente desconectados los unos de los otros, esta nueva información sobre el mundo subatómico nos ha llevado a comprender cómo la humanidad tiene una mente colectiva, resultante de la conexión –a la velocidad del pensamiento– de todas nuestras mentes individuales. Cómo se establecen las sincronicidades de aprendizaje, las conexiones mágicas y las relaciones entre unos y otros. De esta manera, la mente colectiva une a los que no tienen información con los que sí la tienen, esto permite que los primeros aprendan y mientras los segundos prueban su neutralidad y su tolerancia. Los mayas quienes sabían lo conectados y unidos que estamos, lo expresaban y lo reforzaban de manera consciente con su saludo diario: ¨Yo soy otro tu¨, y su respuesta: ¨Tu eres otro yo¨.

Toda esta información ha hecho que veamos la realidad más dúctil, más mágica... Las posibilidades de cambio son ahora insospechadas. Se está manifestando –de manera aún incipiente– una espiritualidad innovadora que sintetiza las mas altas intenciones e ideales de todas las religiones. Cada vez vemos más claro que el gran cambio interior se basa en dos premisas: La primera es, que debemos evitar los pensamientos negativos, puesto que ahora sabemos que atraemos lo que pensamos; La segunda es, que debemos dejar de ser víctimas para asumir la responsabilidad sobre lo que ocurre en nuestra vida, puesto que solo así –comprendiendo que somos nosotros quienes creamos nuestra realidad– podemos transformarla.

Las nuevas tecnologías también impulsan la transformación de la consciencia

Innovaciones tecnológicas –telescopios y satélites en órbita, viajes espaciales, escáneres, microscopios, aceleradores de partículas– han ampliado el rango de nuestra percepción hacia lo macro y hacia lo micro y, por ende, de nuestra consciencia. Las comunicaciones y el internet están borrando las fronteras entre los países; han hecho posible la interconexión instantánea, el trabajo en grupos multinacionales y la globalización que están haciendo obsoletas las nacionalidades y nos están acercando cada vez más a la aparición del hombre planetario.


La información, la tecnología y la interacción entre la gente generan profundos cambios de consciencia

La tecnología y la información están impulsando cambios sustanciales en nuestra consciencia; generando una nueva manera de pensar, nuevos valores y prioridades en conflicto con los tradicionales. Cambios que nos están forzando a tomar consciencia de que todos los sistemas que integran nuestra sociedad son tan fuertes como el más débil de sus eslabones. Esta comprensión está interconectando las responsabilidades que todos tenemos sobre el bienestar colectivo, uniéndonos y haciéndonos más coherentes e íntegros. Nuestro planeta se ha convertido en una gran aldea.


La cantidad de gente es otra de las variables que impulsan nuestro cambio interior, puesto que –aunada a la mayor libertad individual en todo el planeta– permite una mayor interacción que pone a prueba los sistemas de creencias, genera conflicto y resultados equivocados que –al buscar corregirlos– impulsan la evolución de la consciencia. La ventana de transición ya está abierta; hay muchos factores que impulsan una revaluación de lo establecido y un cambio acelerado en nuestra consciencia. Ahora, cabría preguntarnos: ¿Podemos establecer la fecha exacta del momento en que termina ese intervalo de profundo cambio? ¿Habremos alcanzado ya la masa crítica necesaria de seres humanos autotransformados para instaurar el nuevo orden que profetizaran los mayas? ¿Acaso, existe algún otro factor –no contemplado hasta ahora– que genere un cambio masivo, sin provocar situaciones de muerte y destrucción?
Experimentamos un período de cambio rápido e intenso, pero su propósito aún no se ha cumplido

Una inscripción en Tortuguero, Tabasco, señala el 13.0.0.0.0 como la fecha en que termina la Cuenta Larga. Día que también referenciaron en el calendario Tzol’Kin” como “4 Ahaw“ y en el calendario solar “Haab” como “3 K'an K'in”. Fecha ésta que, en nuestro calendario, corresponde al 21 de diciembre del 2012. La estela dice que ese día habrán de ascender al mundo del hombre –desde su hogar en el inframundo– los “B’olon Ti K’uh”, los “Nueve de Dios” (divinidades encargadas de generar los Eventos de Destino con los que el hombre aprende y evoluciona). Esto podría interpretarse de dos maneras: La primera, sería que en ese día termina “El Tiempo del No-–Tiempo” –el momento evolutivo de cambio rápido e intenso en el punto intermedio del Gran Ciclo Cósmico– y que estas divinidades ya habrían cumplido con su propósito de impulsar la evolución de la humanidad. Querría decir entonces, que ya tendrían que haber ocurrido profundos cambios en el interior de miles de millones de hombres; los suficientes para generar una transformación colectiva y un nuevo orden sobre la Tierra. Esta opción parece bastante improbable, puesto que –para generar un cambio masivo en los dos años que restan antes del 2012– tendrían que sobrevenir una cascada de situaciones tremendamente difíciles; de amenaza o de muerte a gran escala, que impulsaran un cambio en la consciencia de mucha gente. Este cambio masivo bien podría ocurrir, de aparecer “Eko Kan”, el cometa profetizado por los mayas –que la Biblia llama Ajenjo– el cual podría convertirse en un catalizador de grandes cambios, si por su tamaño y dirección amenazara con impactar la Tierra generando un pánico colectivo.

Otro Evento de Destino planetario bastante más probable, podría ser ocasionado por las decisiones equivocadas de nuestros líderes ante el problema aún no resuelto entre Israel y Palestina, que desataran una tercera guerra mundial. Problema éste, que ya generó el primer Evento de Destino planetario de nuestros tiempos con la destrucción de las torres gemelas en Nueva York. Esta probabilidad –descrita por San Juan en el Apocalipsis– involucraría al menos a Siria e Irán (Gog y Magog) que –aliados con el oso ruso (Rosh)– se enfrentarían a Israel y a los Estados Unidos, cuyas tropas ya se encuentran en Irak. Esto ciertamente podría generar los cambios profetizados, pero –por fuerza– nos llevaría a la segunda manera en que podemos interpretar el ascenso de los ¨B’olon Ti K’uh¨, la cual implicaría que “El Tiempo del No-–Tiempo” realmente no termina, sino que comienza en el 2012, puesto que una guerra como esa podría durar varios años. Sin embargo, este escenario conllevaría aceptar la destrucción de las dos terceras partes de la humanidad, como la Biblia dice habrá de suceder. Es decir, algo menos del nivel de destrucción que habría ocasionado el diluvio universal. Sin embargo, esto no corresponde a un momento como el actual, en el cual la naturaleza y el planeta potencian un salto evolutivo para la consciencia de toda la humanidad.

Estamos comenzando a experimentar cambios físicos fundamentales capaces de provocar una ampliación en el rango de nuestra percepción y del estado de ser en el que nos relacionamos los unos con los otros y con el planeta. Esto comenzará a revelar una realidad, hasta ahora no visible, lo cual puede generar un cambio muy rápido y dramático en la manera como nos relacionamos y como funciona nuestra sociedad.
Comenzamos a experimentar los efectos del aumento en la frecuencia residente del planeta

Desde 1992, viene registrándose un aumento en la actividad del Sol. Como consecuencia, el Sistema Solar ha recibido una inusual cantidad de energía que ha producido dramáticos cambios climáticos y electromagnéticos en todos los planetas. En la Tierra, este incremento de energía, además de producir un evidente cambio climático, ha mantenido sobrecargada eléctricamente la capa exterior de la atmósfera –a la que llamamos ionosfera– la cual absorbe la mayor parte de la energía ultravioleta irradiada por el Sol. Este incremento en la cantidad de energía acumulada aumentó la tensión eléctrica que normalmente ha existido entre la ionosfera y la corteza terrestre. Tensión que siempre se ha descargado a través de un flujo vertical y constante de energía, generado por miles de rayos y centellas (50 x segundo) los cuales caen a tierra a través de 1.200 tormentas eléctricas que ocurren simultáneamente alrededor del planeta. A raíz de este incremento en la irradiación solar y en la energía acumulada en la ionosfera, los rayos y las tormentas eléctricas se incrementaron a casi el doble (100 rayos x segundo y aproximadamente 2.000 tormentas eléctricas) lo cual, como veremos, está comenzando a producir importantes cambios físicos y síquicos en toda la humanidad.


Esta capa exterior esférica, ubicada a 100 km de altura alrededor del planeta, actúa como una superficie reflejante que conforma –conjuntamente con la esfera de la corteza terrestre– una cavidad cerrada que contiene a la atmósfera. La actividad eléctrica en el interior de esa cavidad –generada por la descarga continua de rayos– produce un latido regular que es como el ¨pulso¨ del planeta. Todos los seres que convivimos en esa cavidad estábamos acostumbrados a ese latido regular –que durante los últimos 2.000 años había pulsado a un ritmo constante de 8 oscilaciones por segundo– al cual se habían ajustado nuestros patrones de crecimiento y todos nuestros procesos biológicos. Esta pulsación de baja frecuencia vibratoria y muy larga longitud de onda, es la frecuencia fundamental de oscilación residente en la atmósfera terrestre que los científicos llaman frecuencia de resonancia Schumann. Es una frecuencia de resonancia por dos razones: La primera, se debe a que la forma de cavidad cerrada obliga a las ondas a adoptar una forma esférica estacionaria, que envuelve la Tierra y mantiene la posición en que oscila, de manera constante. La segunda, se debe a que las ondas esféricas estacionarias generadas, se ordenan de manera natural en una escala de frecuencias vibratorias resonantes; las cuales guardan una relación armónica entre sí, de manera semejante a las cuerdas de una guitarra. Las otras frecuencias son ¨filtradas¨ y excluidas por la forma y las dimensiones físicas de esta cavidad, lo que conforma un sistema de 7 ondas esféricas escalares resonantes. Algo similar a lo que sucede en el interior del átomo, donde los electrones se mantienen girando, sin perder su energía, al ubicarse ordenadamente en órbitas fijas a distancias armónicas y escalares del núcleo. Estas ondas estacionarias se ajustan a 7 frecuencias básicas (5, 8, 13, 21, 34, 55 y 89 oscilaciones por segundo) que guardan entre sí una relación escalar, armónica y divina, porque forman parte de la Progresión Matemática Sagrada (0,1,1,3,5,8,13, 21,34...) estudiada por Fibonacci, la cual ordena todos los ciclos y sincronías de la naturaleza y –en combinación con la Proporción Geométrica Aurea– ordena todas las formas generadas en el Universo. Quiere decir entonces, que la cavidad entre la ionosfera y la tierra, contiene 7 ondas estacionarias que oscilan a 7 frecuencias vibratorias resonantes distintas; 7 diferentes estados de Ser, uno de los cuales es el estado que mantiene habitualmente, por lo cual se le llama frecuencia de resonancia fundamental o predominante del sistema. Frecuencia que, hasta 1999, era de 8 oscilaciones por segundo.


Cavidad entre la Ionosfera y la corteza terrestre. Contiene las ondas esféricas estacionarias resonantes, ocasionadas por el flujo vertical de rayos en miles de tormentas eléctricas que suceden simultáneamente alrededor del planeta.


Las frecuencias esenciales del planeta guardan una correspondencia con nuestras ondas cerebrales

Esas 7 frecuencias estacionarias de vibración guardan una correspondencia exacta con las ondas que emite nuestro cerebro en distintos estados de ser. Millones de neuronas se unen y se comunican a través de pequeños impulsos eléctricos, generando enormes circuitos que pulsan –a frecuencias entre 0,5 y 90 oscilaciones por segundo– dependiendo del tipo de proceso que estemos realizando. Estos pulsos se conocen como ondas cerebrales y pueden ser detectados y registrados en un electroencefalograma. Como el mismo planeta, somos seres fundamentalmente electromagnéticos.

Las ondas cerebrales resuenan con las frecuencias residentes en la atmósfera del planeta

Las ondas emitidas por nuestro cerebro –como consecuencia de los estados de ser que experimentamos– y el latido regular del planeta siempre han tenido una relación y una conexión inherentes; lo cual es apenas lógico, puesto que somos hijos de la Tierra. Antes de 1992 –cuando aún no habían comenzado los cambios generados por el aumento en la irradiación solar– siempre que nuestro cerebro emitía ondas Teta, las cuales oscilan entre 4 y 8 veces por segundo, entrábamos en resonancia sagrada con la frecuencia residente de 8 pulsaciones por segundo que en ese entonces tenía la Tierra. Al oscilar ambos a la misma frecuencia, se producía una conexión planeta–cerebro, que transfería energía vital a nuestro interior e inducía bienestar, liberaba tensiones, nos sincronizaba totalmente con nuestro entorno y nos conectaba de manera no consciente con los demás seres humanos.

Estas ondas Teta sólo son producidas por nuestro cerebro cuando estamos dormidos y en sueños, con los sentidos enfocados hacia el paisaje mental interior y receptivos a información procedente del inconsciente. También irradiamos ondas Teta cuando adoptamos un estado de quietud deliberada, a través de la oración o de la profunda meditación, que generan un estado de total relajación, plenitud y armonía.

Sin embargo, a partir de 1992, la mayor irradiación del Sol aumentó la descarga de energía por rayos y tormentas eléctricas que activó un cambio en el estado fundamental de Ser del planeta.
Su latido habitual se aceleró y ha pasado de las 8 pulsaciones –que había mantenido durante los últimos 2.000 años– a las 12,8 pulsaciones por segundo que registra actualmente. Se espera que al llegar al 2013 ese latido se estabilice –por otros 2.000 años– en 13 pulsaciones por segundo, casi el doble de rápido del pulso vital al que estábamos acostumbrados. Esto quiere decir que el aumento en la frecuencia fundamental residente en la atmósfera, no es casualidad. El paso de 8 a 13 pulsaciones por segundo se ajusta a las cifras de la Progresión Matemática Sagrada y forma parte del Plan Supremo que ordena la sucesión de eventos y circunstancias que impulsan la evolución de la consciencia de toda la humanidad. Cambio que también se relaciona con el paso de la constelación del Jaguar a la del Halcón en el zodíaco maya, y de la constelación de Piscis a Acuario en el zodíaco egipcio. Este paso –que tendrá lugar en el 2013– establece los atributos y características sobre la Tierra, para los próximos 2.000 años, al cambiar el tipo y la frecuencia de la energía que recibimos de las estrellas.

Sabemos, por estudios del cerebro humano, que cada frecuencia vibratoria y cada onda cerebral corresponde a un diferente estado de Ser. Si interpretamos lo que está sucediendo con base en la ley de correspondencias que ordenan al Universo –la cual enuncia que “como es abajo es arriba”– y con la comprensión de que la Tierra es también una entidad electromagnética, un ser vivo que tiene consciencia, podemos inferir que su estado de ser está experimentando un cambio fundamental. El estado de consciencia habitual de ese enorme ser sobre el que vivimos, está cambiando. Está pasando de un estado inconsciente en el que su campo electromagnético oscilaba a 8 vibraciones por segundo, a uno consciente en el que oscila a 13 vibraciones por segundo. Pareciera que el planeta hubiera despertado y se estuviera espabilando; como si hubiera salido del estado de sueño en el que estaba y estuviera ahora consciente y alerta. Como consecuencia, el tipo de conexión que los seres humanos establecemos con el planeta tendrá que cambiar fundamentalmente.
Esto explicaría por qué, hasta 1999, solo podíamos relacionarnos con el planeta –entrar en la resonancia que amplifica nuestra energía vital– cuando estábamos dormidos y en sueños, en estado Teta, conectados al subconsciente o en profunda meditación, con la mente en blanco y con nuestros sentidos totalmente desconectados del exterior. La mayoría de la población, recibía en sueños reveladores –en los que normalmente aparecía un personaje que daba credibilidad y trascendencia al mensaje– la inspiración y la información procedentes de nuestro espíritu y del Maestro Ascendido que guía nuestra evolución. Sin embargo esto sucedía sin nuestra participación deliberada y consciente. Por otro lado, una minoría más avanzada –comprometida con un esfuerzo por autotransformarse y consciente de la importancia de incrementar el control de su mente– podía recibir esa información a través de intuiciones –encuentro súbito de verdades sin participación de la razón– después de una profunda meditación en la que llegaba voluntaria y deliberadamente al estado Teta. Unos pocos –quienes tenían el conocimiento, el entrenamiento y la disciplina– realizaban esa conexión con el planeta y con las jerarquías del universo a través de Sueños Lúcidos; en los cuales la consciencia puede crear, controlar y dirigir lo que sucede en esa realidad mágica y dúctil que depende enteramente de la mente y que opera con todas las fuerzas y posibilidades que surgen del inconsciente.

Este planteamiento también nos permite entender por qué ahora –tan cerca del 2013 y de llegar a las 13 oscilaciones por segundo– podemos establecer la misma resonancia, estando totalmente despiertos, alertas y conscientes, aunque deliberadamente tranquilos y relajados; bien sea porque acabamos de despertarnos o estamos a punto de dormirnos. Estado de ser en el cual nuestro cerebro produce ondas Alfa (entre 8 y 13 oscilaciones por segundo), en resonancia con las del planeta. Sin necesidad de grandes conocimientos, ahora podemos recibir la inspiración que buscamos, las grandes ideas y las intuiciones súbitas; con solo centrarnos y disponernos deliberadamente al examen interior, podemos llegar a momentos de alta consciencia y epifanía, en los que vemos nuestra vida con inusitada claridad, lo cual nos facilita la toma de decisiones generadoras de armonía. Está por comenzar una nueva Era con atributos y características totalmente distintas a las experimentadas durante los últimos 2.000 años. A medida que nos acerquemos al 2013, se nos hará más fácil la concentración, la visualización creativa, el uso de la imaginación verdadera, aquella que proyecta un futuro sólidamente enraizado en el presente, que no es una fantasía loca. Basta con que permanezcamos diariamente unos minutos en ese estado de Ser, para que generemos las endorfinas que fortalecen nuestro cuerpo; porque –al resonar conscientemente con el planeta– amplificamos nuestra energía vital, atraemos la sanación a nuestras vidas y retardamos nuestro envejecimiento. El Plan Supremo ha determinado que estamos listos para comenzar una nueva etapa. Esto representa un notable avance en la evolución de la consciencia de toda la humanidad. El Universo nos está facilitando la interconexión y la unidad con todo lo que existe y solo necesitamos un estado de quietud y tranquilidad deliberada para lograrlo. El gran Cambio de los Tiempos está sucediendo en nuestro interior; como siempre, impulsado por eventos y nuevas condiciones de nuestro medio, en correspondencia con el Plan Supremo que dirige nuestra evolución. Solo debemos estar dispuestos a explorar conscientemente otras realidades, a abrir nuestra mente para que podamos percibir frecuencias vibratorias más altas y sutiles, cuya percepción habrá de cambiar totalmente el orden existente.


Recuperar la capacidad de ver el Aura, un paso trascendental para toda la humanidad

Cuando éramos niños –antes de cumplir los cinco años– podíamos percibir e inclusive interactuar con una realidad que hoy no podemos ver. Las creencias falsas y las limitaciones mentales que nos implantaron para gestar el Ego –el que nos permite aprender por el “Método de prueba y error”– bloquearon esa capacidad en el 97% de los seres humanos. Hoy, sólo un 3% puede ver el Aura de las personas; la huella espiritual que revela nuestro estado interior, cómo somos y qué estamos sintiendo realmente, sin necesidad de expresarlo verbalmente. Esta capacidad, que hasta ahora estaba reservada a los más evolucionados y sensibles, tiene –a raíz de las condiciones energéticas actuales– gran probabilidad de convertirse en una facultad común en todos nosotros. Esta percepción de la realidad no visible, puede producir muy rápidamente una transformación fundamental en nuestra sociedad, sin necesidad de Eventos de Destino planetario, que generen destrucción muerte a gran escala. Hoy día, esta facultad ya se está manifestando en los llamados “Niños Cristal” y en muchas mujeres, como también –en forma aleatoria e índices aún muy bajos– en el grueso de la población. De incrementarse esta tendencia, todos los seres humanos daremos un salto evolutivo desde el nivel en el que estamos a uno más elevado, sin que esto quiera decir que –en un instante– nos vayamos a igualar todos evolutivamente, como por arte de magia.

Uno de los campos que contiene nuestra alma es el etérico. Allí se encuentra nuestro cuerpo de energía, que es el que acumula y contiene nuestra fuerza vital; la potencia vibratoria que nos permite Ser. Aquella que nos da la vitalidad para activar las sensaciones y poner en movimiento nuestro cuerpo físico, las emociones en nuestro cuerpo astral y los sentimientos y pensamientos en nuestro cuerpo mental. Es un fluido energético de partículas sutiles en movimiento constante, que vibran y oscilan en el mismo espacio en donde existe la materia de nuestro cuerpo físico –de hecho es su doble energético– pero, por vibrar más rápido (una octava más arriba), se encuentra en la cuarta dimensión y, por lo tanto, no visible para la mayoría de los seres humanos. Esta energía vital en movimiento genera alrededor de nuestro cuerpo etérico –y por ende, alrededor de nuestro cuerpo físico material– nuestro campo electromagnético. Es como un halo pulsante en todos los colores del espectro luminoso de forma oval, que se extiende unos 70 a 90 cms en todas las direcciones. Este fluido luminoso es conocido como el Aura. Se trata de un sutil halo de energía que ondula, de manera similar al aire sobre la tierra caliente en un día de verano, sobre el desierto hirviente o sobre las brasas de carbón encendido. En esa misma dimensión etérica, en el interior de nuestro cuerpo de energía y localizado sobre su columna central –en la misma posición de nuestra columna vertebral– está distribuido nuestro sistema de siete chakras, que también son visibles en el Aura. Vórtices o remolinos de energía que giran a siete distintas velocidades, por lo cual pueden transformar la frecuencia vibratoria y la longitud de onda de la energía que por ellos pasa, hacia las glándulas de nuestro sistema endocrino. Cada vórtice le suministra energía a la glándula que está conectado, en la frecuencia que necesita. Es así como éstas pueden generar las sustancias químicas, enzimas y neurotransmisores que activan o detienen los procesos que mantienen funcionando y en movimiento a nuestro cuerpo físico.



El Aura revela exteriormente nuestro carácter y el estado de ser que experimentamos

El Aura es invisible, puesto que su frecuencia vibratoria oscila una octava, más arriba y más abajo, del rango de percepción de luz visible para la media de los seres humanos, que va del color rojo al violeta. Es decir, su rango se extiende del infrarrojo al ultravioleta. Sin embargo, muchas personas la perciben con sus sentidos ordinarios y afirman que entre más intensa es la energía vital de una persona, les es más fácil percibir su Aura. La existencia del Aura está demostrada científicamente, puesto que esta sutil emanación se puede ver a través de filtros que sensibilizan el ojo a esas frecuencias, permitiéndonos percibir su energía electromagnética. El Aura también ha sido fotografiada con las llamadas cámaras Kirlian, actualmente utilizadas como instrumento para diagnosticar el estado de salud de una persona. Muchos llaman al Aura, “atmósfera síquica” porque revela nuestro estado interior, nuestro verdadero Ser, el estado de nuestra energía vital y de nuestra consciencia. Lo importante de todo esto, es que las combinaciones de colores del Aura reflejan exteriormente dos aspectos fundamentales del estado interior de todo ser humano: Lo primero que revela es el tipo de personalidad, el carácter que tiene la persona, las tendencias que manifiesta y el nivel de su consciencia. Se la ve como un halo denso y con un color muy intenso alrededor del cuerpo, que gradualmente se va haciendo cada vez más tenue, fino y transparente, hasta desaparecer en los bordes de la forma ovoide que mantiene. Estudios realizados confirman que hay una correspondencia entre esos colores y las condiciones fundamentales en las que operan nuestra identidad y nuestra mente, por lo cual quien puede verla, logra “leer” nuestro carácter. Lo segundo que el Aura revela, es el estado de Ser presente, el estado emocional y mental que se está experimentando, el cual cambia constantemente ante los eventos y situaciones que se presentan. Se le ve como una combinación de colores, manchas y pulsaciones que –por su localización sobre el cuerpo y por el color que tienen– revelan qué estamos experimentando, lo que sentimos y nuestras verdaderas intenciones. Al conocer la relación de los colores en el Aura, con las emociones, sentimientos y pensamientos, es muy fácil “leer” lo que la persona está experimentando. Por lo tanto, el Aura es la manifestación exterior, dinámica y real, de nuestra personalidad y de nuestro estado síquico.

Aunque la tendencia de manifestación de esta facultad sólo se incrementara, del 3% que hoy tiene, al 15 o al 20% de los seres humanos, tendría la capacidad de generar un cambio extraordinario, por la incertidumbre que provocaría en todos los que –teniendo algo que ocultar– sentirían su privacidad amenazada. Al no saber quién pudiera poseer esta facultad, sospecharíamos que cualquiera a nuestro alrededor, podría conocer lo que realmente sentimos y quiénes realmente somos. Esto nos forzaría a manifestar claramente nuestras intenciones, a ser honestos en nuestras actitudes y conductas. Desaparecerían el engaño, la falsedad y la mentira; las relaciones entre los hombres serían totalmente transparentes.

Llegaría la luz –como un Evento de Destino colectivo– a iluminar la oscuridad en el interior de todos los seres humanos, generando un profundo proceso de limpieza y de transformación interior. Tendría lugar un “Uayeb” a escala planetaria, un intervalo de evaluación imparcial, en el que todos asumiríamos nuestra verdadera esencia y expondríamos claramente nuestras debilidades y nuestras fortalezas. La neutralidad, el no juicio, el respeto y la incondicionalidad, todas ellas cualidades esenciales del amor, comenzarían a manifestarse en la vida de todos. La sabiduría y la integridad serían las cualidades esenciales de la autoridad, lo que cambiaría muchos gobiernos alrededor del mundo. El proceso evolutivo de la humanidad entera daría un salto de enormes proporciones. Nuestro comportamiento ante cualquier situación generaría resultados instantáneos que se reflejarían en el Aura de todos los involucrados, por lo que podríamos enmendar de inmediato los errores cometidos, antes de que éstos generaran los estados de No-Ser, sentimientos y pensamientos negativos, culpas, resentimientos, rabias, deseos de venganza, odios y miedos que hoy son tan comunes. Se acelerarían todos los procesos evolutivos, el autocontrol y la auto-observación permanente serían la norma. La clara manifestación de realidades, antes invisibles, impulsaría la revaluación y el declive del materialismo hoy dominante; de la falsa creencia que la felicidad está en el control de los demás y en la posesión de cosas materiales. Provocaría el surgimiento de una nueva espiritualidad que nos haría a todos más solidarios y unidos, dando lugar a un nuevo orden sobre el planeta, en el cual volvamos a saludarnos como los mayas: –“Yo soy otro tú...” (y la respuesta) – “Tú eres otro yo”.
La manera como pensemos que va a ser 2012 y la llegada del Equinoccio de Primavera del 2013 –cuando tradicionalmente comenzaba el período de evaluación e introspección que daba lugar a un nuevo período– determinará qué será lo que realmente va a suceder. Son nuestros pensamientos colectivos los que transforman el futuro en presente y ya es hora de que abandonemos esas visiones destructivas y oscuras; porque la luz siempre ha estado con nosotros, es nuestro pesimismo y nuestro materialismo lo que la estaba bloqueando. Todo lo que sucede es perfecto. Vivimos tiempos maravillosos en los que la energía, la información, la tecnología y la alta consciencia se conjugan para generar los grandes cambios de pensamiento que habrán de conducirnos a una época dorada. El verdadero cambio de los tiempos tiene lugar en nuestro interior.


sábado, 3 de abril de 2010

9-LA EVOLUCIÓN DE LA CONSCIENCIA



El mito maya de la Serpiente Emplumada fue el recurso para enseñarle al pueblo que la consciencia evoluciona a través de la reencarnación

LASERPIENTEEMPLUMADA

La información que heredaron de sus antepasados sobre la naturaleza de la realidad y sus propias investigaciones llevaron a los mayas a concluir que la consciencia evoluciona, a través de las comprensiones acumuladas a lo largo de muchísimas reencarnaciones. Fue para explicar a su pueblo este concepto que inventaron el mito de la Serpiente Emplumada. Cómo ––a través de una infinidad de experiencias en carne propia–– se van adquiriendo las certezas y comprensiones que permiten a un ser ignorante ––casi un animal–– transformarse a sí mismo en un hombre-Dios. Un “Ser de Luz” que entra a formar parte de las jerarquías del Universo.

Utilizaron a la serpiente cascabel, a la cual llamaban “Tzab Kan”, como parte del símbolo porque ––al estudiar su conducta y características–– encontraron que era una confirmación viviente de los ciclos naturales generados por el Sol. Cambia de piel cada verano, reemplaza sus colmillos cada veinte días ––en correspondencia con el ciclo que encontraron y representaron en los 20 Glifos Solares sagrados–– y cada año le crece un cascabel con forma de corazón en la cola. Además, encontraron una correspondencia metafórica entre la primera encarnación del espíritu como ser humano y la vida de la serpiente. Predestinada a reptar sobre la Tierra, tiene una consciencia primaria, totalmente supeditada a lo material y dominada por los instintos, como los seres humanos en sus primeras vidas. Sin embargo, evoluciona ascendiendo a través de su esfuerzo diario, se va emplumando hasta que logra levantar vuelo. Las plumas representaban para los mayas el dominio del aire, el espacio del Espíritu. El aire, casi intangible, manifiesta su presencia suavemente, acaricia nuestra piel y mueve las hojas de los árboles. El aire es también el medio natural del águila, el ave más imponente de Mesoamérica. Los mayas usaron sus plumas ––y las del exótico quetzal–– como premio a las tareas y las pruebas terminadas exitosamente. Por ello, las plumas pasaron a representar en su sociedad el nivel de consciencia adquirido a través del esfuerzo. Entre más grande era el penacho que lucía la persona, mas comprensiones acumuladas tenía, más sabia era. Era mucho más que un simple adorno.
Así, pluma a pluma, la serpiente evoluciona, despliega emociones y adquiere la razón que le permite elevarse del suelo hacia las dimensiones superiores. Las experiencias en la escuela de la vida le permiten ir aprendiendo a permanecer en armonía, hasta que la sabiduría acumulada la hace libre. Transformada en poderosa águila vuela muy alto para observar, bien sea todo el panorama, o su más mínimo detalle. Fue por todas estas razones que fusionaron a la Serpiente y al Águila en un símbolo único: la Serpiente Emplumada. Espíritu y materia expresando la dualidad del Universo, unidos para dar forma al ser que ––con su esfuerzo–– evoluciona al ir comprendiendo el Orden y el Amor inherentes a la realidad. Transformación que comienza al damos cuenta del resultado de nuestras acciones y observamos deliberadamente cómo nos relacionamos con los demás. Proceso que se acelera, cuando asumimos que somos nosotros mismos quienes inducimos la felicidad o el sufrimiento en nuestra vida.

CONCIENCIAYCONSCIENCIA

La consciencia, a la que se refieren los mayas, se escribe con “s”. La conciencia sin “s”, se relaciona con el conocimiento; el cual no es otra cosa que información aún no verificada, que por lo tanto, puede ser cierta o falsa. Consciencia con “s” se refiere a sabiduría, la cual es información verificada, directamente, en carne propia. Certezas adquiridas, a través de la experiencia, sobre cómo podemos generar siempre armonía en nuestra vida. Esto es lo que se define como una comprensión. La consciencia, entonces, no se refiere a un juicio ético o moral, el cual califica nuestras acciones o las de los demás como “buenas” o “malas”. Esta calificación depende del sistema de creencias de cada quien y, por lo tanto, no puede ser universal. La moral, además, depende de las normas imperantes en una sociedad. Aquello que en una época pasada fue visto como “bueno”, con los códigos de otro tiempo, de otra civilización o de otro grupo social puede ser considerado como “malo”.

Consciencia es saber de sí mismo

Consciencia es estar ––de manera deliberada e intencional–– mentalmente despierto, alerta, y saberlo. Es indagar y saber sobre nosotros mismos. Es saber que existimos y que nuestra vida tiene un propósito, una razón por la cual encarnamos. Es asumir la responsabilidad de todo lo que sucede en nuestra vida, de nuestras intenciones, pensamientos, sentimientos, decisiones, acciones y omisiones.

Consciencia es saber cómo funciona la realidad

Consciencia es saber que la realidad tiene un orden inherente, que los eventos se manifiestan en ciclos y en secuencias; que todo lo que sucede ––aún lo que nos parece inaceptable–– es perfecto; que necesitamos experimentar situaciones inarmónicas en carne propia, para ––por contraste–– comprender las bondades de la armonía. Es saber que nada sucede por casualidad y que absolutamente todo sucede por amor.
Consciencia es comprender la relación con El Todo

Consciencia es saber que existe una correspondencia y una sincronía entre los eventos que suceden en nuestra vida y en nuestro estado de ser, con las transformaciones que tienen lugar en el universo. Es comprender que todos estamos conectados, porque conformamos un solo Ser quien nos ama y nos respeta profundamente.

Consciencia es el gozo de comprender la verdadera esencia del Amor

Consciencia es comprender que el amor es esencialmente neutralidad, única manera para que siempre pueda existir una infinita diversidad. Es gozo porque no existen barreras para Ser, por la naturaleza no-restrictiva de Dios. Es gozo constante por las infinitas posibilidades de Ser que podemos experimentar, sin miedo a juicios ni a castigos eternos. Es saber que el Amor es respeto, tolerancia y flexibilidad para permitirnos a crear y experimentar inclusive el error que necesitamos para aprender y evolucionar.

La Evolución de nuestra Consciencia

Evolucionamos hasta alcanzar el estado que nos permita crear ––de manera deliberada y permanente–– belleza y armonía. Hasta comprender la esencia del amor para ––de ahí en adelante y por toda la eternidad–– tener el poder para crear una diversidad de formas elegantes, de realidades impecables que enriquezcan nuestra experiencia, la de los demás y la de El Todo; porque nuestras creaciones y comprensiones quedan grabadas en el campo infinito de su Consciencia Absoluta.



LA EVOLUCIÓN SE PRODUCE, A TRAVÉS DE LA REENCARNACIÓN, CON EL MÉTODO DE PRUEBA Y ERROR
La Evolución se produce a través de la Reencarnación

La información maya, las interpretaciones que desde la luz y la alta consciencia hemos hecho de ella, y lo que actualmente nos revelan las comprensiones obtenidas por muchos otros pensadores e investigadores de la realidad, fundamentan estos conceptos sobre la evolución. Los mayas ––al igual que los egipcios–– encontraron que la evolución se produce a través de la reencarnación, que la vida es eterna y la muerte sólo un cambio de forma y de experiencia. No vivimos una sola y larguísima vida, puesto que ésta se volvería demasiado monótona e ineficiente para generar todas las comprensiones que necesitamos sobre el Universo. Los seres humanos nos anquilosamos, nuestra mente se cierra impidiéndonos ver cosas nuevas y aun las mismas de diferente manera. Nos vamos llenando de hábitos y rutinas, nuestro pensamiento se torna repetitivo, llegamos a creer que ya todo lo sabemos y no aceptamos nueva información. De otro lado, una sucesión de vidas diferentes nos garantizan experiencias únicas y originales; puntos de vista y comprensiones muy distintas sobre la realidad. Cuando nuestro aprendizaje en cada vida se torna ineficiente, nos sobreviene la muerte, que da lugar a un cambio de forma y de realidad.

No recordamos nuestras vidas pasadas puesto que en la vida presente solo necesitamos las comprensiones previamente adquiridas, las cuales se manifiestan como dones, maneras naturales y respetuosas de actuar, que siempre generan armonía y consenso. La ignorancia, las falsas creencias y la personalidad ––que fueron el medio para encontrar esas comprensiones en la vida que terminó–– son olvidadas, porque no son necesarias en la nueva vida. Su recuerdo solo generaría una influencia negativa, además de prolongar innecesariamente el punto de vista que teníamos, impidiéndonos asumir el nuevo. Tampoco nos ayudaría tenerlas presentes porque, entre más atrás exploremos en nuestro pasado, encontraremos cada vez más ignorancia, animalidad, egoísmo, actuaciones deshonestas y sangrientas. Tener acceso a esos recuerdos ––cuando aún no hemos madurado lo suficiente para comprender que fueron el camino de prueba y error que nos condujo a nuestro actual estado evolutivo–– puede generarnos traumas y remordimientos que afectarían adversamente la experiencia presente. Sin embargo, a algunas personas los recuerdos pueden aflorarles espontáneamente y otras pueden recabar esas memorias en una regresión que suele ser una experiencia demasiado fuerte para la personalidad actual. Recordaremos nuestra cadena de vidas, cuando podamos observar con neutralidad todo lo experimentado sin juzgarlo y agradecidos por haberlo vivido, puesto que es por esas experiencias que estamos hoy donde estamos y con las comprensiones que tenemos.

El Método de Prueba y Error

La vida es eterna y en ella vivimos una secuencia ordenada de procesos que potencian la evolución de nuestra consciencia; nuestra etapa como seres humanos termina ineludiblemente, cuando en este estado de Ser ya no tenemos nada más que aprender. En ese momento las sincronicidades aumentan, la realidad se hace mágica y se produce nuestra iluminación. Para garantizar que todos lleguemos a esa instancia, el Orden Supremo ha dispuesto un método de aprendizaje sencillo y perfecto, basado en las comprensiones que adquirimos a través de las experiencias en carne propia. Aprendemos por “Prueba y Error” en las situaciones y eventos que suceden en nuestra vida. El método está basado en la libertad que tenemos ––de acuerdo con el sistema de creencias de cada quien–– para pensar, decidir, actuar, e inclusive equivocarnos. Es obvio que siempre que tomamos una decisión creemos que es la mejor para nosotros; nuestros actos son el resultado de la manera como pensamos y de las creencias que nos inculcaron, las cuales guardamos como parte esencial de nuestra identidad. Sin embargo, no tenemos la capacidad para diferenciar lo verdadero de lo falso. Muchas de las falsas creencias que tenemos son el resultado de intensas campañas de adoctrinamiento, desinformación y propaganda. Si pudiéramos identificar lo que es falso, sólo con escucharlo o verlo, el mundo sería perfecto; no existiría el conflicto ni esta Babel de Egos en la que todos creemos tener siempre la razón y buscamos imponerla a los demás.

El contraste entre lo falso y lo verdadero produce comprensión

El Orden Supremo ha dispuesto que exista una manera común a todos ––cualquiera sea el sistema de creencias que tengamos–– para encontrar con total seguridad y con rigor científico qué es verdadero y qué es falso. Toda acción siempre produce uno de dos resultados tangibles, sencillos y claros: sólo puede generar un resultado de armonía o de sufrimiento. El claro contraste entre estos dos estados opuestos; uno deseable y otro insatisfactorio, uno que eleva nuestra energía vital y otro que la consume en angustia, conflicto y sufrimiento, es lo que nos permite evolucionar. El contraste entre lo verdadero, que siempre nos produce armonía y lo falso, que siempre nos genera sufrimiento. Cuando obtenemos armonía, nuestra paz interior permanece, nuestra energía vital aumenta, nuestra autoestima se incrementa, nuestras relaciones se fortalecen, los recursos fluyen y gozamos de buena salud. Así es fácil ser feliz. En cambio, cuando obtenemos sufrimiento, nos sumergimos en la angustia y en la desesperación; chocamos y nos peleamos con los demás lo que nos lleva a perder amistades y energía vital; nuestra mente se oscurece y nos volvemos reactivos; perdemos el control de nuestras emociones, lo que intensifica nuestro sufrimiento; las oportunidades se cierran y los recursos dejan de fluir; nos hundimos en la depresión y somatizamos una enfermedad, la cual revela el tipo de error que usualmente cometemos.
Los sabios mayas lograron dilucidar cómo las divinidades, las jerarquías y el Universo entero generan eventos y circunstancias para que aprendamos con los resultados que generan nuestras decisiones ante esas experiencias. Así podemos identificar las conductas que nos producen armonía ––lo verdadero, lo que manifiesta al Ser–– y evitar aquellas que generan caos y sufrimiento ––lo falso, lo que manifiesta al No-Ser––. Buscando la felicidad todos nos perfeccionamos.

Es a través de los resultados que obtenemos que podemos dilucidar si actuamos con ignorancia o con sabiduría. La vida no responde a la inacción. A quien no hace nada, el Universo le da nada. La acción, el verbo encarnado ––jugar, correr, estudiar, trabajar–– es lo que produce los resultados que necesitamos para obtener comprensiones y evolucionar. Los resultados que obtenemos siempre califican las decisiones y las acciones que tomamos. Nos permiten saber sin lugar a dudas cuándo nos equivocamos. El contraste nos revela si somos flexibles y estamos fluyendo con las energías y con las sincronías que el Universo manifiesta en nuestras vidas; o si, por el contrario, somos inflexibles y luchamos por imponerle a la vida y a los demás nuestra manera de pensar lo cual no obliga a avanzar en contra de la corriente, generando todo tipo de enfrentamientos ideológicos, religiosos o familiares que pueden incluso llegar a la agresión física para sostener con ignorancia lo que creemos. Es la gran disparidad de resultados lo que nos permite saber si fuimos intolerantes y manifestamos conductas manipuladoras, controladoras, impositivas en nuestras interacciones sociales y familiares. Siempre obtendremos problemas cuando no respetamos el camino de prueba y error que los demás también tienen en su vida. La tolerancia es otra de las cualidades esenciales del amor. Muchas de las correspondencias de aprendizaje que experimentamos son lecciones y pruebas que nos pone el universo con personas muy cercanas quienes actúan de manera muy distinta a como nosotros quisiéramos que actuaran. Personas que actúan basadas en sus propias creencias falsas y obtienen el sufrimiento que necesitan para descubrirlas, borrarlas de su mente y evolucionar en consciencia.

Al buscar la felicidad se detectan las falsas creencias que generan sufrimiento

El “Método de Prueba y Error” respeta nuestro libre albedrío. Obtenemos las comprensiones que nos permiten evolucionar cuando nos comprometemos con nosotros mismos a encontrar la felicidad a toda costa; cuando buscamos la causa del sufrimiento, la angustia y el malestar que nos agobia. Es decir, cuando asumimos la responsabilidad por lo que sucede en nuestras vidas. La Evolución de nuestra consciencia está fundamentada en que asumamos la responsabilidad por todo lo que sucede en nuestra vida.

Quienes creen ser víctimas inocentes, retrasan su evolución porque nunca examinan su conducta

Sin embargo, hay quienes se sienten víctimas inocentes, muchas personas que no sienten ninguna responsabilidad por el sufrimiento que sucede en sus vidas. Siempre culpan a alguien por su infelicidad y su condición: sus padres, su pareja o sus hijos, su jefe o sus compañeros de trabajo, el alcalde, el presidente o el mismo Dios. O culpan a las instituciones que estructuran nuestra nación o a las injusticias de la sociedad. Obviamente, al sentir y pensar de esta manera, viven llenos de rencor, de deseos de venganza, de rabia y de odio. Estados de No-Ser que impiden cualquier posibilidad de atraer circunstancias positivas a sus vidas, puesto que ––por correspondencia y por resonancia–– sólo atraerán eventos negativos y más sufrimiento a su vida.
Hay muchos otros que buscan el castigo; algún error cometido los mantiene en el estado de No-Ser más destructivo de todos, que es el de la vergüenza permanente. No se aman a sí mismos y son tan orgullosos que no soportan ni olvidan el error cometido. Obsesionados, buscan castigarse inconscientemente, someterse al juicio de un Dios implacable o de los demás, para recibir la penitencia y el castigo que creen merecer. En ese estado de No-Ser destruyen su propia energía vital, lo cual los lleva a la desesperanza y a la apatía. Otros creen ser sujetos de la “mala suerte”, del desamor de Dios o del Karma ––un castigo merecido por sus actos en una vida pasada que ni siquiera recuerdan–– y entran en un estado de fanatismo religioso autodestructivo, en el que buscan, a través del sufrimiento y del martirio, el perdón de Dios por sus errores. Las víctimas inocentes no tienen ningún poder para resolver su situación y para disfrutar de la felicidad que todos merecemos; se lo han entregado todo a quien consideran su victimario y permanecen en la impotencia de la súplica y del ruego como medio para atraer lo que, por error, entregaron. Resignados ante la falsa creencia de no tener el poder para cambiar la vida pobre, vacía y triste que llevan.

Cuando una persona, ante cualquier situación, toma una decisión basada en una falsa creencia, comete un error que siempre produce resultados adversos, de conflicto y sufrimiento que afectan directamente su vida e indirectamente la de sus seres queridos. Como hemos visto, el verdadero propósito de ese sufrimiento es que examine su conducta y encuentre la creencia falsa que indujo el error, la erradique de su mente y avance en la evolución de su consciencia. Sin embargo, en la mayoría de los casos su Ego se lo impide; su sistema de falsas creencias instaladas, le lleva a creer que es una víctima inocente sin ninguna responsabilidad en los resultados que está experimentando. Proyecta su responsabilidad en alguno de los participantes del evento como una culpa, con lo cual se “lava las manos” y no examina su conducta y su responsabilidad ante lo sucedido. Cuando esto sucede, el evento y la experiencia no logran su propósito de enseñanza.


Arcangel de Ek B'alam


LOS EVENTOS QUE NO GENERAN COMPRENSIÓN SE REPITEN HASTA LOGRARLA O HASTAPRODUCIR LA SATURACIÓN DE SUFRIMIENTO

Los Eventos se repiten como las olas del mar

El Método de “Prueba y Error” determina que la situación se repita ––una y otra vez en la vida–– hasta producir el aprendizaje necesario; por ello los eventos que generaron sufrimiento mas no comprensión, se repiten ineludiblemente como las olas del mar. Cambian los actores que intervinieron en el evento original y las circunstancias que lo rodeaban, pero una situación muy similar, se repite en esa misma vida. El Universo siempre le dará una nueva oportunidad para que decida asumir su responsabilidad, examinar su conducta y encontrar la falsa creencia que la indujo al error causante del sufrimiento. El Universo manifiesta entonces, las sincronías y causalidades necesarias para que una situación, muy parecida, se repita en la vida. La falsa creencia ––aún no detectada–– induce a repetir la decisión y la actuación equivocadas que nuevamente producen resultados adversos. Sólo que, cada vez que se repite una misma conducta equivocada, el sufrimiento que ésta genera es más intenso, puesto que tiene una mayor incidencia en la vida. El Método Supremo dispone que cada vez que se repita un error, se genere un sufrimiento cada vez más intenso. Si examinamos nuestra vida, veremos que hay eventos los cuales se han repetido muchas veces. Son parte esencial de nuestro aprendizaje en esta vida; solo que asumimos el papel de víctimas, sin ninguna responsabilidad sobre lo sucedido. Esto por supuesto generó que, cada vez que la situación se repitió, el sufrimiento fuera más intenso.

La Saturación de Sufrimiento impulsa a asumir la responsabilidad sobre la vida

La repetición de sufrimientos cada vez más intensos conduce ineludiblemente a la Saturación de Sufrimiento. Momento en el cual tocamos fondo y nos sumergimos en lo que se conoce como “la noche negra del alma”. Hay una última repetición en esta cadena de eventos similares extraordinariamente intensa que nos lleva a experimentar la más profunda depresión. Desesperados y desilusionados del mundo material decidimos con firmeza que ya no queremos sufrir más. La mente entra entonces en un proceso de transformación a través del “fuego interior”; las ilusiones y los apegos por las apariencias y las posesiones materiales se reducen a cenizas. Se calcinan las construcciones mentales que nos impulsaban a mantener una identidad falsa, llena de máscaras que ocultaban nuestra verdadera esencia. Este fuego interior puede ser un prolongado infierno o una experiencia tremendamente rápida e intensa que derrumba los mecanismos de defensa de nuestro Ego, los que impedían que nueva información ––capaz de disminuir su poder–– llegara a nuestra mente. Nos decidimos a hacer cualquier cosa que sea necesaria para salir del estado de No-Ser en que estábamos sumidos, para nunca jamás regresar a él. Mostramos entonces nuestro dolor y revelamos nuestras heridas ––sin máscaras ni subterfugios–– que son la admisión interna y externa del cambio que decidimos experimentar. Admitimos no saber, lo que es un gran avance, pues nuestro Ego nos tenía convencidos de saberlo todo. Nuestra mente se abre liberada y ansiosa por recibir información.

“Cuando el alumno está listo, el maestro aparece”

Esta frase realmente se refiere a este trascendental momento de catarsis y Saturación de Sufrimiento. Ilustra el momento cuando nuestro Yo superior y el Maestro Ascendido que guía nuestra consciencia, conjugan las sincronías del Universo y orientan sus fuerzas causales para hacernos llegar rápidamente luz e información de sabiduría. Magicamente nos obsequian un video con el mensaje adecuado o nos invitan a un taller vivencial centrado en el tema de las falsas creencias; o nos facilitan un libro que ilumina nuestra mente y nos muestra el camino de salida de la encrucijada en la cual nos encontrábamos; o aparece un amigo que nos consuela y nos relata como logró superar una experiencia similar.

Nuestros guías supervisan la llegada de las herramientas y la información que necesitamos para autotransformarnos, en la medida en que ––libremente–– mantengamos nuestro compromiso interior. De hacerlo, veremos claramente frente a nosotros un nuevo camino; aumentará nuestra energía vital y podremos examinar imparcialmente todo lo sucedido. Esto es lo que finalmente nos permite localizar y expurgar la falsa creencia que indujera la cadena de decisiones y actuaciones equivocadas. Cambia nuestra conducta y ascendemos otro peldaño en la evolución de nuestra consciencia.


Toda falsa creencia oculta una verdad

Cuando la creencia falsa es suprimida la verdad surge en nuestro interior. La arrogancia oculta a la humildad, la inflexibilidad y la intolerancia impiden la aparición del respeto, el fanatismo eclipsa a la neutralidad, la insensibilidad no permite la manifestación de la gentileza y de la solidaridad. El surgimiento de estas actitudes y de estos nuevos estados de ser son los que realmente impulsan y aceleran nuestra evolución, lo que permite que a nuestra vida lleguen la paz, la armonía, la belleza y la abundancia. Esto quiere decir que bastaría con sufrir una sola vez, si asumimos nuestra responsabilidad y localizamos de inmediato la falsa creencia. En tal caso, no volveríamos a sufrir nunca más por la misma causa. El sufrimiento nos revela las actitudes que necesitamos cambiar y siempre sucede por amor. El amor de nuestro Padre Universal, quien sabe necesitamos experimentarlo en carne propia, para que ––a través del contraste y la adversidad que produce–– podamos comprender la trascendencia del orden, el respeto, la incondicionalidad y la neutralidad. Son estas cualidades del amor, las que nos transforman en creadores eternos y deliberados de armonía, tal y como fuera el propósito de nuestro Padre.



Las Correspondencias del Destino Menor

Comprendido el “Método de Prueba y Error”, exploremos ahora varios factores que lo complementan y lo ordenan, nuestro Destino Menor, las correspondencias de aprendizaje que establece y los Eventos de Destino que activa para orientar e impulsar la Evolución de la Consciencia. Hemos visto cómo los mayas encontraron el Plan Supremo que organiza al universo entero. Cómo éste provoca ciclos y sincronías los cuales generan una sucesión de experiencias de aprendizaje para inducirnos estados de Ser y de Consciencia que son el camino que nos conduce de la inocencia a la sabiduría, de la animalidad original a la jerarquía de los Maestros Ascendidos. Cómo encarnamos para asistir a la escuela del Universo, en la cual aprendemos ––a través de la experiencia en carne propia–– siempre y cuando examinemos los resultados que producen nuestros pensamientos, decisiones, acciones y omisiones, ante la serie de eventos y situaciones planeadas de antemano a las cuales llamamos destino.

Todos los seres humanos tenemos un Destino Menor; unas Correspondencias de Aprendizaje generadoras de limitaciones y de falsas creencias que debemos desenmascarar en la vida presente de tres maneras: La primera, a través de la evaluación deliberada e imparcial de los sucesos que nos provocan sufrimiento. La segunda, a través de los procesos transformadores que genera la Saturación de Sufrimiento. La última, a través de los Eventos de Destino ––situaciones súbitas e inesperadas, nunca antes experimentadas y muy difíciles de aceptar–– los cuales alteran profundamente el orden existente en nuestra vida, corriéndonos de la posición cómoda y egoista a la que estamos habituados.

Son cuatro las Correspondencias de Destino que abarcan y resumen todos los problemas, limitaciones, atributos y ventajas que un ser humano puede experimentar, al encarnar sobre la Tierra: Las Correspondencias de Lugar, de Salud, de Relaciones y de Recursos. Son éstas las encargadas de programar e implantarnos el Ego; el sistema de falsas creencias que nos impulsa al error y al sufrimiento para que ––por contraste–– aprendamos que lo verdadero siempre genera armonía. Las cuatro Correspondencias son los “libros” que el Universo nos entrega en cada vida, con las lecciones que debemos aprender.

La Correspondencia de Lugar

La Correspondencia de Lugar determina el sitio en que debemos nacer, para experimentar las lecciones que decidimos aprender en esta vida. Su situación geográfica, sus características climáticas, la cultura y la sociedad que allí existen, les dan forma a nuestras creencias y a nuestra identidad. Es distinto nacer en Bogotá que en Bombay. El lugar donde nacemos no es el resultado de la casualidad; define el tipo de experiencia que necesitamos, le impone límites a nuestra personalidad, nos hace menos universales. Establece una serie de restricciones, pruebas y realidades a nuestro alrededor que al no aceptarlas y luchar por cambiarlas, nos generan sufrimiento. Nos corresponden en la vida para producir comprensión, y mientras eso no suceda, se mantienen. Cuando alcanzamos la comprensión, las correspondencias ––los libros y las lecciones–– cambian por otras nuevas, como por arte de magia.

La Correspondencia de Salud
La Correspondencia de Salud determina el tipo de cuerpo y los estados de salud que necesitamos experimentar en esta vida. Las características físicas que nos corresponden determinan nuestra personalidad, nuestra autoestima y la imagen que proyectamos de nosotros mismos. Las limitaciones y defectos congénitos, la propensión a ciertas enfermedades y las conductas heredadas determinan el punto de vista que asumimos en la vida y las experiencias que necesitamos vivir en carne propia.

La Correspondencia de Relaciones

Cuando nuestro espíritu antes de nacer elige a nuestros padres, establece la más importante Correspondencia de Relaciones que tendremos en la vida; puesto que son ellos quienes más determinan nuestro Sistema de Creencias, el tipo de Ego que desarrollamos. De paso, establece otras relaciones fundamentales como los hermanos, la familia cercana por las dos ramas y ––con ellas–– el trato que recibimos y muchas de las experiencias que afectarán nuestra consciencia.
La red de relaciones de aprendizaje se amplía con el tiempo y se hace más compleja. Las relaciones nos brindan la oportunidad de tener lecciones y pruebas de incondicionalidad, cuando un ser querido decide tener una vida en contra de las normas sociales establecidas; de tolerancia, cuando decide cometer errores que no aceptamos; o de respeto, cuando tratamos de controlar su conducta, lo cual siempre produce resultados de sufrimiento en nuestras vidas. O también, cuando intentamos modificar la conducta de nuestra pareja, para que actúe y mantenga unos estados de ser acordes con nuestra manera egoísta de pensar.

La Correspondencia de Recursos

La Correspondencia de Recursos es la última de las cuatro Correspondencias de Destino. No es por casualidad que nacemos ricos o pobres. Tampoco es el resultado de una injusticia divina o de la mala suerte. Es otra correspondencia de aprendizaje que necesitamos para comprender lo que es verdad. La humildad desde el orgullo, la codicia, la escasez y la pobreza mental para entender la abundancia del Universo; la búsqueda de las posesiones materiales para entender que no es en éstas donde está la felicidad. Si vivimos insatisfechos, sin agradecer ni valorar lo que nos correspondió, nunca seremos felices, ni podremos salir de ese estado. Está en nuestra vida para que, al cambiar la manera en que lo vemos, al transformarnos internamente, se produzcan los cambios de correspondencia exterior que deseamos.

Las cuatro Correspondencias de Aprendizaje, estructuran nuestra identidad, nuestro Yo, nuestra personalidad, nuestro sistema de creencias. Instalan nuestras limitaciones y alimentan nuestros traumas, elementos perfectos para ocasionar el sufrimiento y generar la comprensión que necesitamos. Las Correspondencias son distintas en cada vida para que aprendamos cosas distintas y entendamos que Dios no tiene elegidos, ni decide emocionalmente la suerte de sus hijos, ni juega nuestro destino al azar.

Los Eventos de Destino

El Universo ordena una secuencia de eventos que inducen comprensiones y nos ayudan a localizar nuestras falsas creencias. Estas situaciones son las que llamamos Eventos de Destino. Generan oportunidades para detectar falsas creencias y convertirlas en comprensiones. Los Eventos de Destino son situaciones difíciles, súbitas e inesperadas que alteran profundamente nuestra vida. Desbaratan los apegos, nos privan de los placeres y del mundo material a los cuales nos hemos habituado para abrirnos caminos hacia el mundo de lo sagrado. Suceden cuando la obtención de placeres y satisfacciones materiales se han vuelto una meta en la vida. La búsqueda desenfrenada del placer impide el desarrollo de los sentidos superiores. El hombre, limitado por los sentidos inferiores, sólo puede percibir la realidad física. Un Evento de Destino lo impulsa hacia lo espiritual, hacia el mundo causal y puede vivirse con ignorancia o con sabiduría. Si lo vivimos con sabiduría nos mantendremos serenos, veremos el evento como una oportunidad para aprender y lograremos tomar decisiones que resuelvan la situación, lo cual ––a pesar de las dificultades–– aumentará nuestra autoestima y generará armonía en nuestra vida. Cuando lo vivimos con ignorancia, buscaremos culpables en la situación, perderemos el control de nuestras emociones, tendremos conflicto con los involucrados y, con todo ello, perderemos energía vital, nos sentiremos mal y entraremos en depresión. Como hemos visto, todo lo que sucede es perfecto.