sábado, 30 de julio de 2016

IMAGINAR Y AGRADECER


Hoy quiero revelarles una decisión que agradezco profundamente: El haber estudiado arquitectura. En la universidad de Los Andes me enseñaron a imaginar ordenadamente, lógicamente, funcionalmente. Eso me ha permitido divertirme creando cosas muy diversas, edificios, unidades móviles y estudios de televisión, comerciales y programas de televisión, patrones para telas, piezas de cerámica, animación tridimensional, piezas publicitarias, libros, logos, talleres sobre la evolución de la consciencia, sobre física cuántica, sobre alquimia, retiros en oscuridad, viajes a lugares de alta energía, meditaciones con psicomágia e imágenes arquetípicas, guiones para impulsar la evolución de la consciencia por televisión, incluso me ha permitido crear y seguir transformando a Arcobaque. Creo que todo el mundo debería estudiar arquitectura para aprender a imaginar -sin fantasías- lo que desee. 

Las ciudades, las carreteras, los edificios y todo lo creado por el hombre en el plano físico, existe a gracias una serie de imaginadores profesionales, arquitectos, ingenieros, urbanistas -que muchas veces sin saberlo conscientemente- usan su imaginación para crear en el Etérico. Nada puede manifestarse en lo físico sin haber sido creado primero en el Etérico. En el Etérico están los moldes de lo físico. De no ser por ellos todavía viviríamos en cavernas. 

Todos utilizan la imaginación como  parte de su función para derivar los ingresos que les permite vivir. Sin embargo no todos han descubierto el extraordinario valor de la herramienta que utilizan, la conexión que establece con lo sutil, el poder para manifestar que fortalece. 

Para que eso suceda se requiere primero dejar de ser víctima, porque quien se siente víctima inocente no cree tener ningún poder para crear o transformar su realidad. El poder se lo entregaron a sus victimarios. Usaron su poder para convencerse asimismo que no tienen ningún poder. Se auto hechizaron y ahora amarrados por una camisa de fuerza auto impuesta, solo aciertan a rezar para pedir lo que desean -si es que rezan- o se convierten en ateos desconectados del arriba, de la fuente de información y creatividad. 

La imaginación funciona como herramienta de manifestación siempre que este conectada al presente, a lo que existe aquí y ahora, cuando lo que se visualiza es su transformación. Desconectada del presente, sin una clara y lógica proyección hacia el futuro, es una simple fantasía. La imaginación es energía e información que dirige y guía a la consciencia creadora en la Gran Mente, a que le de forma -en la sustancia- a una intención con el propósito de producir una experiencia. 

Cuando más la empleamos es cuando somos niños,  sin embargo esa conexión mágica con la realidad la perdemos cuando crecemos y nos ¨adulteramos¨. Al crecer olvidamos como utilizar las conexiones que tenemos con la Gran Mente, creemos que imaginar es ocupar nuestra mente en fantasías, en imágenes inconexas en las que la causa y el efecto se superponen como en los sueños, sin ningún lógica y sin ningún orden. Al crecer nos convencemos que nuestros pensamientos no afectan de ninguna manera nuestra realidad. 

Al crecer reemplazamos la imaginación por la preocupación, que es la imaginación del miedo, de la desconfianza y de la baja autoestima. Nos convencemos que para hablar con Dios -para conectarnos con la Gran mente, contenida en la Gran Consciencia que manifiesta el Unico Ser para encontrar comprensiones sobre si mismo- necesitamos ir a templos físicos a participar en rituales colectivos basados en el miedo, en los que todos piden -como mendigos- lo que pueden aprender a crear por si mismos. Nos convencemos que solo lograremos conectarnos verdaderamente con Dios -al llegar a su presencia en espera de su juicio inmisericorde- cuando estemos muertos.

Al convertirnos en ¨adultos¨ nos olvidamos de agradecer lo que logramos manifestar con intención firme, con imaginación clara. Nos olvidamos de agradecer el orden que existe, la realidad perfecta para aprender, la diversidad extraordinaria, la consciencia que nos permite saber que existimos, por amor. Nos olvidamos de agradecer -todos los días- los errores que cometemos, porque los resultados de sufrimiento que siempre producen, son la oportunidad que nos damos a nosotros mismos para encontrar y trascender las causas que los generan. Causas que siempre están en nuestra mente, en nuestras falsas creencias, en nuestros prejuicios, supersticiones, en nuestra visón equivocada sobre el bien y el mal, en nuestras conductas ácidas, egoístas, reactivas y autodestructivas. 

La imaginación es la primera herramienta para manifestar, la segunda es el agradecimiento. Quien no agradece no establece una conexión con el arriba, por ese canal -que siempre debemos abrir nosotros- es por donde descienden las intuiciones, la inspiración, las ideas geniales, las oportunidades y las sincronicidades que nos ayudan a que lo que imaginamos se manifieste. Logramos manifestar cuando mantenemos muestra mente en alta energía, cuando le demostramos a las jerarquías y a las divinidades el compromiso de auto perfeccionamiento que tenemos con nosotros mismos,  de otra manera no recibimos el apoyo sincrónico del universo entero, ayudándonos a convertir probabilidades de ser en actualidad manifestada.  

Si quieres aprender a manifestar, deja de ser víctima y dedica todos los días un espacio a imaginar y a agradecer lo imaginado como si ya hubiera sucedido.


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viernes, 29 de julio de 2016

LA GRAN IMAGINACIÓN


El universo es un Gran Pensamiento en la Gran Mente del Unico Ser.

Un gran pensamiento que cambia dinámicamente, instante tras instante en el eterno presente. Una extraordinaria holografía conformada por la suma de las creaciones individuales que ocurren en las mentes individuales de miles de millones de entidades encarnadas.

Todo lo que existe en nuestra realidad personal lo creamos primero en nuestra mente.

Unos pocos creamos nuestra realidad dándonos cuenta que lo hacemos, usamos la imaginación -que es la herramienta de creación de nuestra mente- para crear conscientemente. Una gran mayoría creamos nuestra realidad aún sin darnos cuenta que la creamos, de manera inconsciente. Sin embargo todos, sin excepción, llegaremos a darnos cuenta que somos creadores aprendices.

Aprendiendo a crear realidades perfectas.

Encarnamos y reencarnamos para aprenderlo, en un largo curso que nos toma muchas vidas. Vamos creando una realidad personal cada vez más perfecta a medida que vamos acumulando sabiduría. La sabiduría es certeza sobre como crear armonía en nuestra vida presente. En ese largo proceso nuestro eterno espíritu va acumulando cada vez más sabiduría. En ese largo proceso, nuestro espíritu observa como nuestra alma -el contenedor de nuestra mente- adopta una sucesión muy distinta de personalidades temporales, porque es nuestra alma la que encarna, nuestro espíritu observa. Solo así logra acumular las comprensiones que nuestra alma encuentra para él, en vidas muy distintas que producen experiencias muy distintas  en una realidad siempre polar. 

Esos cambios son necesarios porque nuestra alma solo encuentra comprensiones y acumula sabiduría a través de la experiencia. La experiencia que produce sentir una situación, vivirla intensamente mientras tomamos decisiones sobre como actuar para resolverla. Para luego detenernos y reflexionar sobre los resultados -de armonía o sufrimiento- que obtuvimos con las decisiones que tomamos. Solo cuando sentimos y reflexionamos, surge en nuestro interior el discernimiento sobre como producir felicidad y como crear realidades perfectas. Discernimiento para evitar lo que nos lleva al caos, al conflicto, al sufrimiento y escoger lo que siempre nos permite obtener armonía, buena compañía, salud y abundancia. 

Como aprendemos a través de la sucesión de experiencias en una sucesión de vidas muy distintas, podemos escoger antes de nacer -entre infinidad de posibilidades a nuestra disposición para el nivel que tenemos- que características tendrá nuestra siguiente vida. Esas características no solo crean las experiencias que necesitamos para encontrar las comprensiones que buscamos, sino que crean también la personalidad que vamos a utilizar para decidir como actuar ante esas situaciones. 

Antes de nacer escogemos el lugar en que vamos a nacer, a nuestros padres, la familia y las personas cercanas con las que vamos a interactuar, el cuerpo y el sexo que vamos a tener y los recursos que tendremos a nuestra disposición. El lugar, las relaciones, el cuerpo y los recursos que escogemos le da forma al personaje que vamos a utilizar para aprender en el escenario de la vida. Escogemos una personalidad que basada en su propio, único y original sistema de creencias pueda decidir como actuar para seguir aprendiendo a crear realidades perfectas. 

Una personalidad que libremente escriba el libreto de nuestra vida, que atraiga por sincronicidad del entramado cuántico probabilístico, las personas, las situaciones y las dificultades que necesitamos para seguir aprendiendo. La maravilla es que a medida que vamos evolucionando podemos escoger características cada vez más armónicas para encarnar.

En cada vida nuestra alma recibe de nuestro espíritu la sabiduría que ha ido acumulando. La recibe como virtudes, dones y habilidades que por supuesto dan forma a una personalidad cada vez más amorosa, que tomará decisiones cada vez más acertadas. Aprendemos a actuar cada vez con mayor serenidad, con más humildad, somos más incondicionales, mas amorosos e íntegros, más flexibles y tolerantes porque nuestra consciencia evoluciona.  

Hasta que llega el momento en que -en el nivel de los seres humanos- hemos aprendido a crear realidades perfectas y nos corresponde ascender al nivel de los Seres de Luz. Allí nuestro aprendizaje continúa, solo que nuestras creaciones, nuestras responsabilidades  y las comprensiones que buscamos son mucho más grandes.

Durante todo ese proceso evolutivo nuestra mente individual permanece conectada a la Gran Mente del Unico Ser, a la que podemos llamar la mente colectiva. Esa Gran Mente suma y conjuga las creaciones de las mentes individuales en una creación colectiva, en un holograma dinámico que llamamos el universo. De la misma manera que nuestro cerebro conjuga las imágenes que captan nuestros dos ojos en una sola imagen, la gran mente conjuga las creaciones individuales en una sola Gran Holografía tridimensional. La Gran Mente no solo sostiene el universo sino que lo mantiene actualizado con la infinidad de creaciones, cambios e interacciones individuales, que suceden instante tras instante en el eterno presente.

Nosotros creamos nuestra realidad personal y co-creamos nuestra realidad colectiva. Nuestra mente juega un papel fundamental en la creación de la realidad que nos rodea, atrae las experiencias que vivimos y las personas que necesitamos para aprender. Nuestra actitud y el estado de ser que logramos mantener habitualmente, tiene influencia directa en los resultados que obtenemos.

Nuestra mente crea la parte que le corresponde de la realidad y al unirse simultáneamente a las demás mentes co-crea la realidad colectiva en la Gran Mente del Unico Ser. Creamos imaginando, la imaginación es la semilla de la que surgen todos los objetos, las experiencias y las personas que llegan por sincronicidad a nuestra vida.

Quien no imagina no manifiesta. Las imágenes mentales son las que inducen la manifestación de la realidad formal. Para que logremos manifestar algo o alguien en lo físico, primero tenemos que haberlo imaginado. Al imaginarlo lo creamos en lo etérico, le damos realidad en lo sutil.

Esa es la única manera en que orientamos la energía creadora del arriba a crear lo que deseamos en el abajo.

El Universo es un Gran Pensamiento manifestado en el abajo por una Gran Imaginación en el arriba.

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miércoles, 27 de julio de 2016

LA PARADOJA DEL AMOR



Todo lo que existe aquí y ahora, cambia, nada permanece constante.

Todo lo que cambia es temporal y transitorio, finito y limitado.

Todo lo que cambia está contenido y es parte del Unico Ser que existe, que es eterno e infinito.

Todo lo que cambia es la manifestación dinámica de estados temporales de ser que adopta en su interior, el Unico Ser.

Es su potencialidad infinita e inagotable la que crea -instante tras instante en un presente que nunca termina- la infinita diversidad. 

Observar esa diversidad infinita en eterno cambio le produce al Unico Ser, comprensiones sobre si mismo. Comprensiones sobre su esencia de amor, bondad, belleza y orden, sobre el propósito y la razón de su eterna existencia.

Su parte cambiante además lo mantiene vivo y activo, evita que se rigidice, se cristalice y muera. Esa experiencia dinámica también lo divierte y le permite gozar de si mismo, del gozo de Ser y de observarse siendo. 

Es entonces infinito y eterno además de contener una parte limitada y temporal en eterna transformación.

Su parte infinita y eterna permanece absorta en su propia perfección, en eterno éxtasis espiritual, vacía de conceptos y formas, en el gozo de ser homogéneo. Permanece en absoluta quietud porque al vibrar a infinita velocidad, permanece totalmente inmóvil e imperceptible en cada punto del espacio infinito, lo que le permite estar en todas partes simultáneamente.

Su parte heterogénea en cambio constante permanece alerta, consciente y totalmente despierta, experimentando con sus propios estados limitados, temporales y polares de ser. La experiencia con lo imperfecto, lo polar, lo temporal y lo falso que siempre le produce sufrimiento, le permite ir encontrando comprensiones sobre lo perfecto, lo verdadero, lo que siempre le produce armonía,  felicidad y gozo de ser. Ese discernimiento entre lo que produce caos conflicto, sufrimiento y lo que produce armonía, paz, felicidad, impulsa su parte imperfecta a perfeccionarse. Va acumulando virtudes, dones y habilidades que le permiten mantener la armonía y la felicidad, cambia cualitativamente hasta que ya perfecto, regresa  a disolverse en el ser absorto.

El Unico Ser está vivo, respira.

Al exhalar emana conciencias inocentes -vacías de información- hacia la realidad temporal, limitada y polar que llamamos el universo, a experimentar con la diversidad de estados de ser que conforman la realidad física y metafísica. Las emana con una misión: que a través de la experiencia y la interacción con lo limitado encuentren sabiduría, certeza y discernimiento sobre la esencia, el propósito, las capacidades y las cualidades inherentes de si mismo.

Al inhalar, absorbe las que ya han cumplido su misión, las que le traen la sabiduría que han sintetizado a través de su experiencia.

La parte que cambia del Unico Ser, la realidad en la que existimos y la que nos da existencia, es un entramado, un tejido de conciencia en cambio dinámico sostenido en perfecta armonía gracias al Amor, que es el "pegante" que une todos esos estados presentes de Ser. El Amor es esencialmente neutralidad, que permite unir armónicamente lo opuesto, aún lo paradójico, lo que tendería a auto-destruirse sin su presencia neutralizante.  

El Amor es consciencia divina que le da coherencia y unidad absoluta a la realidad en todas sus expresiones, reinos, dimensiones y posibilidades. Conciencia interconectada en distintos grados de perfeccionamiento interactuando y experimentando en el eterno presente para comprender lo que es el Amor. 


El Amor es lo que permite la coexistencia de lo paradójico, lo eterno y lo temporal, lo infinito y lo limitado, lo polar y lo neutro, los ángeles y los demonios, la guerra y la paz, el sufrimiento y la felicidad. Todo eso y mucho más forma parte del Unico Ser que ama todo lo que cambia sin importar su naturaleza temporal, porque sabe que está aprendiendo sobre el amor, lo que lo llevará irremediablemente a la sabiduría, a la verdad y a la perfección. 

miércoles, 20 de julio de 2016

LOS DOS ESTADOS DEL UNICO SER


Ayer comencé a impartirle a un pequeño grupo en Arcobaque, la maravillosa información de ¨Alquimia, La Mágia Que Perfecciona El Alma¨ y como siempre sucede, el que más aprende y comprende es el que enseña. Encontré que cada vez me es más fácil explicarme a mi mismo -y por lo tanto a los demás- lo que parece inexplicable y paradójico. Esta madrugada decidí escribir algo sobre eso para compartirlo con ustedes.

El único ser que existe está compuesto por dos partes: una es infinita y eterna y la otra es temporal y limitada. Las dos coexisten simultáneamente y ambas son perfectas, ambas tienen un orden intrínseco, ambas son igual de reales y ambas coexisten en el eterno presente. 

Su parte infinita se mantiene constante -su infinitud no decrece de tamaño, no cambia, su eternidad nunca se convierte en temporal, nunca desaparece- las características esenciales de su estado de ser nunca cambian.  Su parte infinita llena el espacio infinito por lo que hace de contenedor de su parte finita, que flota en su interior. Su parte eterna llena el eterno presente por lo que hace de contenedor de su parte temporal que flota en su interior.

Su parte finita se mantiene en cambio constante -su temporalidad tiene una existencia limitada, nunca lo temporal existe para siempre, nunca deja de ser limitado en el espacio, nunca es infinita.

La paradoja es que esas dos partes se necesitan la una a la otra. Su parte infinita y eterna para comprenderse así misma, para saber que es y porque existe, necesita a su parte finita y temporal. Nada infinito puede comprenderse porque para que se pueda comprender algo, eso tiene que ser limitado.  Nada eterno puede comprenderse porque para comprender algo, eso tiene que tener un comienzo y un final. Lo infinito y eterno contiene a lo limitado y a lo temporal para obtener comprensiones sobre su propio ser. Para obtener certezas sobre su esencia de amor, bondad, belleza y orden, experimenta o vive temporalmente lo opuesto: los estados de No-ser, la vergüenza, la culpa, la apatía, la tristeza, el miedo, el apego, el egoísmo, la rabia, el odio, la venganza, el orgullo y el caos.    

Solo lo actual, lo presente y lo limitado puede comprenderse, lo potencial no se puede comprender, la potencia de ser por infinita y máxima que sea no genera comprensión. Un niño de seis meses tiene la potencia de ser astronauta, pero solo comprenderá que es serlo, cuando crezca, estudie como ser astronauta y experimente serlo, volando de un cuerpo celeste a otro por el espacio. Solo en ese momento podrá comprender que es ser astronauta. Para lograr comprender que es ser astronauta, ese estado de ser tiene que ser limitado y temporal de otra manera no puede comprenderse. Si el ser astronauta fuera infinito se mezclaría o se fundiría con el ser médico, soldado, pintor o poeta, lo que impediría saber que realmente es, que lo diferencia. Si el ser astronauta fuera eterno, solo eso existiría en el eterno presente.  

El conocimiento -la información teórica, los supuestos, las hipótesis, la información aún no verificada- solo se convierte en comprensión, en certeza, en sabiduría a través de la experiencia que permite verificar en carne propia de que se trata.    

Ese único ser sabe que lo que es verdadero siempre produce armonía, bondad, belleza, orden, abundancia, compañía, salud y felicidad. Sabe que lo que es falso siempre produce conflicto, fealdad, caos, escasez, soledad, enfermedad y sufrimiento. Y lo sabe con certeza porque lo ha experimentado al vivir de manera temporal y limitada esos estados de No-ser. Por eso lo infinito y eterno necesita de lo temporal y lo limitado. Y viceversa. 

Ese único ser -que es neutro y andrógino-, contiene lo polar, lo opuesto, lo positivo y lo negativo, lo masculino y lo femenino, lo consciente y lo inconsciente, lo activo y lo pasivo, lo lógico y lo intuitivo, la luz y la oscuridad, al sol y a la luna, los ángeles y los demonios. Contiene lo paradójico para poder encontrar comprensión y discernimiento sobre si mismo, sobre su propia esencia.  

Ese único ser solo puede contar consigo mismo, porque es UN único ser para toda la eternidad, si además quiere divertirse en vez de aburrirse eternamente solo puede contar consigo mismo. Por eso se divide, se in-divi-dualiza y gesta de si mismo y en su propio interior la infinita diversidad que lo conforma. Lo hace de manera perfecta, mantiene en su interior un orden perfecto, un patrón que ordena lo que cambia, para que lo que cambie siempre busque su propia perfección, su máxima potencia, la expresión máxima de su belleza y de su orden. Ese patrón permite la existencia de la inconsciencia, pero garantiza que evolucionará para convertirse en animalidad. Permite la existencia de la animalidad para que se transforme en consciencia, la consciencia en espíritu y el espíritu en divinidad.  Ese patrón de perfeccionamiento y de orden intrínseco en todo lo que existe, garantiza que lo imperfecto, lo limitado, polar y temporal fluya libremente y siempre termine convertido en lo perfecto, lo infinito y lo eterno.  De no ser así, ese único ser terminaría auto destruyendose.  

Ese eterno fluir entre esos dos estados opuestos de ser, es lo que crea la vida, la consciencia, la mente y la eterna realidad, el escenario donde todo eso sucede. Y sucede para comprender de infinitas maneras al amor y al orden, que son la esencia de ese único ser. 

Hay quienes observan a ese único ser y creen que solo su parte eterna e infinita es real, que su parte temporal, limitada y polar es irreal. No le encuentran sentido ni perfección a lo que cambia, creen que en esa parte la divinidad y la perfección no existen. Lo maravilloso es que el patrón que ordena lo cambia garantiza que tarde o temprano lograrán comprender que todo lo que sucede siempre es perfecto, porque sucede para aprender.